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¡No te dejes envolver!

Armengol Grau Franquet

Los sistemas de pago por generación tienen como objetivo sensibilizar e incentivar las buenas prácticas (prevención, reutilización y separación).

Muchos productos embalados llevan gran cantidad de plástico y papel, que no tendrán utilidad alguna y se tendrán que desechar.

“Los residuos de envases han aumentado más de un 20% en los últimos 10 años en la UE. En 2020 se generaron 79,3 Mt: una media de 177 kg/hab.”

Los residuos son el reflejo de nuestros hábitos y estilos de vida. Así ha sido en todas las civilizaciones y los residuos que se han conservado han servido para escribir la historia. Desgraciadamente, los vestigios que hemos encontrado en otras épocas eran cerámicas, bronces y elementos escultóricos, mientras que nuestros predecesores encontrarán botellas de plástico, carcasas de ordenador y envases de yogur. Es evidente que la manera mayoritaria que tenemos de producir, consumir y deshacernos de los residuos no es la correcta y debemos cambiarla.

Algunas compras generan más residuos que otras: principalmente, debido a embalajes excesivos, plásticos y papeles. Estas cuestiones suelen ir vinculadas a aspectos de logística y de conservación y esto suele traducirse en que cuanto más lejos sea el origen, más packaging acompañará al producto. En definitiva: a mayor proximidad, menos residuos.

Los residuos de envases han aumentado más de un 20% en los últimos 10 años en la UE. En 2020, en la Unión Europea se generaron 79,3 millones de toneladas de residuos de envases —una media de 177 kg por persona—, una gran parte de los cuales fue de artículos desechables. A pesar de las directivas europeas, las nuevas leyes estatales en materia de residuos, los Objetivos de Desarrollo Sostenible y los notables efectos del calentamiento global, no sólo no se prevé que se reduzcan antes del 2030, sino que aumenten un 19% . Es una cifra inalcanzable, incluso si éstos se gestionan correctamente.

Pensamos un momento en los artículos desechables que utilizamos cotidianamente: ¿no hay ninguno que se pueda evitar, optando por un equivalente reutilizable? Buena parte, ¡seguro que sí! Hábitos como llenar la cantimplora en las fuentes, en lugar de comprar botellas nuevas; utilizar porta-bocadillos en lugar de usar papel de aluminio; facilitar una taza para los cafés de máquina o para llevar y la fiambrera o similar para comprar productos frescos; utilizar productos de limpieza o de higiene reutilizables o adquiridos a granel.

Cualquier material se produce a partir de materias primas extraídas de la naturaleza: papeles, plásticos, aluminios, telas. El hecho de que los hábitos de consumo se hayan descontrolado y la fórmula de usar y tirar vaya en aumento, hace que estos recursos naturales acaben agotándose si no se hace nada al respecto. A estas alturas, es prioritario detener la extracción de nuevas materias primas y aprovechar una y otra vez las que ya tenemos. Está en nuestras manos prevenir los residuos, promover la circularidad de los materiales, alargando tanto la vida de los productos fabricados, como a través de una buena separación de los residuos para facilitar la recogida selectiva y, posteriormente, un reciclaje de calidad.

La montaña de los envases

Si la separación de los residuos en los hogares se hace bien, la bolsa de la fracción resto debería ser la más pequeña. En el contenedor gris deben depositarse los restos de limpieza, de productos de higiene y sanitarios, quizá ceniza y colillas, piezas de vajilla rotas y poco más, ya que prácticamente el resto de materiales se pueden recuperar a través de tratamientos en plantas especializadas.

Detengámonos y miremos nuestra basura. Tenemos una sola bolsa, que se llena velozmente, o tenemos varias —cuatro? ¿Cinco? Seis? ¡Fantástico!—¿que depositamos en los contenedores correspondientes cada ciertos días? Es necesario analizar los desperdicios y plantearse cuántos de estos productos, ahora convertidos en residuos, podríamos desterrar para siempre de nuestras vidas. Materiales como el papel de aluminio, fácilmente sustituible por envases reutilizables, no tienen ningún sentido.

Quien contamina tendrá que pagar. Consumo responsable

Desde hace años, la Unión Europea establece unos objetivos de reciclaje (sin ir más lejos, de cara al año 2025 debería alcanzarse el 55%). Se trata de una meta difícil. En el Camp de Tarragona, actualmente se realiza sólo el 42,4% de recogida selectiva y no se ha registrado demasiado aumento en los últimos años. Para ponerse las pilas, cada vez más municipios implementan sistemas de alta eficiencia, como puerta a puerta o contenedores con identificación. Estas fórmulas permiten establecer una tasa justa: quien lo hace bien paga menos y quien lo hace mal recibe penalización. Es evidente que prevenir los residuos y separar bien, ¡no sólo beneficiará al medio ambiente sino también a la economía doméstica!

Tanto para reducir el volumen de los residuos domiciliarios como para evitar pagar estas nuevas tasas, la prevención es la clave. Sin botellas, bandejas de plástico y latas, el volumen de la bolsa de los envases ligeros se reduce considerablemente. Muchas veces, la montaña de envases se debe más a cuestión del ritmo acelerado del día a día que a la falta de conciencia ambiental, pero es necesario realizar el esfuerzo. La mayoría de alimentos se pueden comprar a peso, transportándolos en una fiambrera o reutilizando el envase de un producto similar. Muchos productos tienen alternativas reutilizables que terminan suponiendo un ahorro también económico. Prevenir los residuos es la clave de muchas cosas positivas, ¡cómo no tener que hacer tantos viajes al contenedor!